Discoteca

sábado, 8 de marzo de 2014

Dossier sobre el Boicot Académico a Israel

VVAA: BDS por Palestina. El boicot al apartheid y la ocupación israelíes.
Edición de Luz Gómez. Madrid, Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2014.
(http://www.orienteymediterraneo.com/index.html)


BDS académico (textos seleccionados):

1. PACBI: Convocatoria de Boicot al Sector Académico y Cultural de Israel
2. Aitor Hernández Carr: El boicot académico a Israel: de los márgenes al centro del debate
3. Héctor Grad: Las experiencias previas de solidaridad: balance crítico y lecciones aprendidas


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1. Convocatoria de Boicot al Sector Académico y Cultural de Israel
6 de julio de 2004
Campaña Palestina para el Boicot Académico y Cultural a Israel (PACBI)

Considerando la opresión colonial del pueblo palestino por parte de Israel, que se basa en la ideología sionista y comprende:
·         La negación de su responsabilidad en la Nakba —en particular por las oleadas de limpieza étnica y los desalojos que crearon el problema de los refugiados palestinos— y, por lo tanto, la negativa a aceptar los derechos inalienables de los refugiados y los desplazados, que estipula y protege el derecho internacional;
·         La ocupación militar y la colonización de Cisjordania (incluida Jerusalén Oriental) y Gaza desde 1967, en violación del derecho internacional y las resoluciones de la ONU;
·         El sistema arraigado de discriminación racial y de segregación contra los ciudadanos palestinos de Israel, que se asemeja al extinto sistema de apartheid en Sudáfrica;
Dado que las instituciones académicas israelíes (en su mayoría controladas por el Estado) y la gran mayoría de intelectuales y académicos israelíes han contribuido directamente al mantenimiento, la defensa y la justificación de las formas de opresión anteriormente citadas, o han sido cómplices de ellas a través de su silencio,
Teniendo en cuenta que todas las formas de intervención internacional para obligar a Israel a cumplir con el derecho internacional o poner fin a la represión de los y las palestinas, manifiesta de muchas formas, incluidos el asedio, la matanza indiscriminada, la destrucción arbitraria y el muro colonial del Apartheid, han fracasado hasta ahora,
En vista del hecho de que los ciudadanos concienciados de la comunidad internacional, los académicos y los intelectuales históricamente han asumido la responsabilidad moral de luchar contra la injusticia, como lo demuestra su lucha por abolir el apartheid en Sudáfrica a través de diversas formas de boicot,
Reconociendo que el creciente movimiento de boicot internacional contra Israel ha expresado la necesidad de que exista un marco de referencia palestino que esboce sus principios rectores, 
En el espíritu de la solidaridad internacional, la coherencia moral y la resistencia a la injusticia y la opresión,
Nosotras y nosotros, académicos e intelectuales palestinos, exhortamos a nuestros colegas de la comunidad internacional a que de manera general y constante, y como contribución a la lucha para acabar con la ocupación, la colonización y el sistema de apartheid practicados por Israel, participen en el boicot de todas las instituciones académicas y culturales israelíes mediante la aplicación de las siguientes medidas: 
1.      Abstenerse de participar en toda cooperación, colaboración o proyecto conjunto de carácter académico o cultural con instituciones israelíes;
2.      Defender el boicot de las instituciones israelíes en los ámbitos nacional e internacional, incluida la suspensión de todas las formas de financiación y las subvenciones a estas instituciones;
3.      Promover la desinversión en Israel de instituciones académicas internacionales;
4.      Trabajar en defensa de la denuncia de las políticas israelíes mediante resoluciones urgentes para que sean aprobadas por asociaciones culturales y organizaciones académicas y profesionales;
5.      Apoyar directamente a las instituciones académicas y culturales palestinas sin que tengan que asociarse con sus homólogos de Israel como condición explícita o implícita para que se dé el apoyo.
Suscrito por: Federación Palestina de Sindicatos de Profesores y Empleados Universitarios • Federación General Palestina de Sindicatos • Red Palestina de ONGs, Cisjordania • Federación de Docentes • Federación de Escritores Palestinos • Liga Palestina de Artistas • Federación de Periodistas Palestinos • Unión General de Mujeres Palestinas • Asociación de Abogados Palestinos y decenas de otras federaciones, asociaciones y organizaciones de la sociedad civil palestina. 


2. El boicot académico a Israel: de los márgenes al centro del debate
Aitor Hernández Carr
La introducción de la campaña de Boicot, Desinversión y Sanciones contra Israel (BDS) en el ámbito académico ha sido un proceso lento y difícil. Desde nuestro punto de vista este proceso de largo recorrido puede ser dividido en tres grandes etapas. La primera abarcaría desde los inicios del siglo XXI hasta el ataque a la franja de Gaza del invierno de 2008-09 (la Operación Plomo Fundido). Durante esos años el boicot académico era una línea de acción incipiente que poco a poco se fue dando a conocer en el ámbito universitario. A partir de la Operación Plomo Fundido y sus devastadoras consecuencias para la población de Gaza, se inició un periodo de extensión y crecimiento de los colectivos y las campañas que, de diferentes maneras, impulsan el BDS en el ámbito académico. Finalmente, en 2013 se produjeron una serie de «éxitos» del boicot académico que hicieron que éste captara una gran atención tanto entre los medios de comunicación como entre la comunidad científica, y pasara de los márgenes al centro del debate político sobre Israel/Palestina. Explicaremos pues el recorrido del boicot académico desde sus inicios hasta la actualidad según estas tres fases.[1]
En 2004 se creó la Palestinian Campaign for the Academic and Cultural Boycott of Israel (PACBI), formada por académicos e intelectuales palestinos, que emitió un comunicado en el que realizaba un llamamiento a sus pares de la comunidad internacional para que implementasen un boicot académico a las instituciones universitarias israelíes. Pese a que ese fue el momento en que se establecieron las pautas de lo que hoy conocemos como el «boicot académico a Israel», ya a principios de siglo habían surgido algunas iniciativas desde la comunidad académica que iban en esta misma línea. En 2002 una carta publicada en el diario The Guardian por dos académicos británicos que pedían una moratoria del acuerdo de cooperación científica entre la Unión Europea e Israel fue firmada por más de 700 profesores universitarios de todo el mundo (incluyendo algunos israelíes). En 2005 la Association of University Teachers (AUT) del Reino Unido votó a favor de una propuesta que llamaba al boicot de las universidades Bar-Ilan y Haifa. Asimismo, en 2006 la National Association of Teachers in Further and Higher Education (NATFHE), también del Reino Unido, aprobó una moción que apoyaba al boicot académico. Si bien ambas resoluciones fueron finalmente revocadas, el debate mediático que suscitaron sirvió para ir introduciendo el BDS y el boicot académico en el ámbito universitario.
El Reino Unido jugó un papel central a la hora de abrir el debate sobre el boicot académico e hizo que se diese a conocer más allá de sus fronteras. La proliferación de núcleos de activistas y campañas que se produjo a partir del ataque a Gaza del invierno de 2008-09 se benefició en gran medida de la experiencia y de la atención mediática que se habían producido en el Reino Unido.[2]
Los primeros años también sirvieron para que a partir del debate y las experiencias prácticas se fuese perfeccionando el texto de la PACBI que establece qué es y qué no es objeto de boicot según las directrices del BDS. En este sentido, a lo largo de los años se han ido modificando aspectos del texto presentado en 2004, siendo la última versión de 2010. Un motivo fundamental ha sido precisar con la máxima claridad posible que el boicot propuesto tiene como objetivo a las instituciones israelíes y no a los universitarios de dicho país. Esta voluntad de modificar el manifiesto original para mejorarlo muestra que estamos ante un proceso dinámico en el que se ha mantenido un diálogo constante con el fin de adecuar las directrices del boicot en función de las lecciones aprendidas de su aplicación práctica.
La campaña para el boicot académico a Israel entró en una segunda fase a raíz del ataque a Gaza de finales de diciembre de 2008, en el que murieron 1.453 palestinos. A partir de ese año se multiplicaron las campañas y secciones nacionales. Algunos ejemplos serían: la Plataforma para el Boicot Académico a Israel (PBAI) en el Estado español, la Association des Universitaires pour le Respect du Droit International en Palestine (AURDIP) en Francia, la Indian Campaign for the Academic and Cultural Boycott of Israel (INCACBI) en India, o la US Campaign for the Cultural and Academic Boycott of Israel (USACBI) en Estados Unidos. Asimismo, en 2010 se produjo el primer encuentro europeo en que delegaciones de un gran número de países se encontraron en París para crear una red de contactos y coordinar esfuerzos.
Unos meses después del ataque a Gaza, el 20 de agosto de 2009, el académico israelí Neve Gordon publicó un artículo en Los Angeles Times, que posteriormente sería publicado también por The Guardian, con el elocuente título de «Boycott Israel». Gordon no fue el primer profesor israelí en apoyar el boicot académico. Desde 2008 existe el grupo israelí Boycott from Within que asume como propios los postulados del BDS. Asimismo, un puñado de universitarios, entre ellos Ilan Pappé, ha defendido públicamente la necesidad de adoptar el boicot a Israel como medida de presión. Pero el caso de Neve Gordon supuso un salto cualitativo por varios motivos. En primer lugar porque Gordon no apoyaba el boicot hasta ese momento y explicó su decisión como «la dolorosa conclusión» a la que había llegado analizando el devenir de los acontecimientos. Asimismo, al ser una figura relativamente conocida en Israel y publicar su cambio de postura en importantes cabeceras de la prensa internacional, su caso adquirió considerable notoriedad. Algunos destacados políticos israelíes, incluyendo un ministro, pidieron que fuese apartado de la actividad académica. Todo ello originó un gran debate tanto en la prensa israelí como en la internacional.
Las amenazas recibidas por Neve Gordon produjeron un amplio movimiento de solidaridad internacional que recogió un gran número de firmas en su apoyo. A partir de entonces, la recogida de firmas de académicos de todo el mundo para peticiones de boicot puntuales se ha convertido en uno de los recursos disponibles en este ámbito. Así, una carta enviada a Catherine Ashton por universitarios europeos consiguió más de 500 firmas, o un manifiesto contrario a la celebración de una conferencia internacional en la Universidad Hebrea recabó alrededor de 400 firmas en apenas cuatro meses. A medida que el boicot académico ha ido dándose a conocer y extendiéndose, se han ido creando redes, formales e informales, de miembros de la comunidad universitaria con una gran capacidad para recoger una cantidad considerable de firmas en poco tiempo.
A lo largo de los años los estudiantes universitarios han ido adquiriendo un creciente protagonismo en el activismo a favor del BDS. La primera señal de este protagonismo se produjo durante las semanas que duró el ataque a Gaza de diciembre de 2008, cuando hubo un gran número de ocupaciones de espacios simbólicos en centros universitarios británicos. A partir de ese momento, si bien las actividades de los estudiantes han sido muy variadas, ha destacado su rol en el ámbito de las desinversiones. Se han lanzado campañas en un gran número de universidades (especialmente de los Estados Unidos y Gran Bretaña) con un doble objetivo. Por un lado se ha buscado que las universidades retiren sus fondos (desinviertan) de empresas que tienen presencia en Israel y/o que contribuyen o se benefician de la ocupación de tierra palestina. Por otro, se han lanzado campañas para romper los contratos que dichas empresas tienen con las propias universidades.[3] Finalmente, un evento vinculado al boicot académico, y en el que tienen un papel destacado los estudiantes, es la Semana del Apartheid Israelí. Se trata de una convocatoria internacional en la que a lo largo de una semana se celebran diferentes tipos de actividades denunciando la situación de la población palestina y explicando la campaña BDS (en 2013 se celebró en más de 150 ciudades).
En el ámbito de los sindicatos universitarios también se han producido hechos destacables. Así, en 2009 la sección universitaria del Canadian Union of Public Employees (CUPE) votó a favor de adoptar el boicot académico a Israel. También a partir de 2009 el principal sindicato del Reino Unido (UCU) votó a favor de varias resoluciones que condenaron de forma explícita las políticas desarrolladas por el Estado de Israel. Por último, en 2013 el sindicato irlandés Teachers Union of Ireland (TUI) votó a favor de adoptar el boicot académico a Israel, y se convirtió así en el primer sindicato universitario de Europa en adoptar dicha medida.

A finales de 2009 se dio el primer caso en que una universidad votaba formalmente si adoptaba o no el boicot académico a las universidades israelíes. La Universidad de Trondheim en Noruega, la segunda en importancia del país, tomó en consideración una propuesta impulsada por una parte de su profesorado. Si bien la propuesta fue desestimada por la junta de gobierno de la universidad, se originó una enorme controversia política y mediática que, nuevamente, traspasó las fronteras de la propia Noruega. En 2011 la Universidad de Johannesburgo sí que votó a favor de romper todos sus vínculos con la Universidad Ben-Gurion, en lo ha sido la mayor victoria del boicot académico hasta el momento. La decisión llegó después de que más de 400 profesores apoyasen dicha medida y de recibir el apoyo explícito de figuras como el premio Nobel de la Paz Desmond Tutu. Aparte de ser la primera universidad en adoptar una medida de estas características, el impacto de la noticia se multiplicó por la carga simbólica que representa que el primer país en adoptar una decisión de este calibre haya sido precisamente Sudáfrica, país cuya lucha contra el apartheid es el modelo en que se inspira la campaña BDS. 

2013, el año del gran salto adelante
2013 seguramente será recordado como el momento en que el debate sobre el boicot académico a Israel dio el gran salto adelante. En dicho año se produjeron tres hechos, de diversa índole, que no solo tuvieron un gran impacto en su momento, sino que seguramente lo seguirán teniendo en años venideros. Los tres sucesos en cuestión son: la decisión del físico Stephen Hawking de sumarse al boicot académico a Israel; el voto a favor del boicot académico por parte de cuatro asociaciones universitarias de Estados Unidos; y las nuevas directrices de la Unión Europea en materia científica que establecen un boicot de facto a los centros académicos israelíes situados en territorios ocupados. A continuación abordaremos con cierto detenimiento estos tres acontecimientos.
En mayo de 2013 se supo que Stephen Hawking había decidido no asistir a una conferencia en la Universidad Hebrea de Jerusalén a la que había sido invitado por el presidente de Israel Shimon Peres. Hawking no emitió un comunicado explicando su decisión, sino que lo hizo la organización de apoyo al boicot académico del Reino Unido (BRICUP). En dicho comunicado se dejaba claro que Hawking apoyaba el boicot académico al afirmar que el físico había tomado la decisión de «respetar el boicot, a partir de su conocimiento de Palestina y de los consejos unánimes de sus contactos académicos de allí». Ante el gigantesco impacto de la noticia, la Universidad de Cambridge emitió un comunicado en que negaba que el motivo de su no asistencia fuera el apoyo al boicot académico y afirmaba que se trataba de «problemas de salud». A las pocas horas la misma Universidad de Cambridge tuvo que emitir un nuevo comunicado en que se retractaba de sus afirmaciones al haber recibido una notificación de la oficina de Hawking señalando que el comunicado de BRICUP era correcto y que se había publicado con su permiso. Si bien se trata de un gesto «simbólico», la enorme relevancia pública de Stephen Hawking ha hecho que su decisión sea considerada un punto de inflexión en la trayectoria del boicot académico.
En diciembre de 2013 los miembros de la American Studies Association (ASA) votaron a favor del boicot académico a Israel. Si bien unos meses antes ya lo había hecho la Association for Asian American Studies, la ASA es la asociación de mayores dimensiones que ha adoptado esta decisión y su posicionamiento tuvo un enorme eco mediático en Estados Unidos. Pocas semanas después otras dos entidades anunciaron que también se sumaban al boicot. La importancia de este hecho estriba en que se trata de las primeras asociaciones académicas que apoyan formalmente el boicot, abriendo la vía para que otras hagan lo propio, y también debido al hecho que esto haya sucedido en Estados Unidos.
Las posiciones favorables al BDS y al boicot académico han tenido siempre grandes dificultades para hacerse oír en Estados Unidos. No obstante, en los últimos años ha habido muestras de que se están produciendo ciertos cambios en el escenario académico estadounidense. En 2009 se publicó el primer manifiesto en el que un grupo de académicos instaba públicamente al boicot académico a Israel. En 2010 se creó, tal y como hemos señalado anteriormente, un colectivo para impulsar el boicot académico (USACBI). Asimismo, figuras de renombre como la filósofa Judith Butler han decidido apoyar el boicot académico. Todo ello coincide con, o es fruto de, un progresivo desplazamiento del posicionamiento de los miembros de la comunidad académica, muy especialmente entre los estudiantes y profesores más jóvenes, respecto a la temática Israel/Palestina.[4]
Del voto de la ASA y las reacciones posteriores pueden extraerse varias conclusiones. En primer lugar, no puede obviarse que la reacción en contra de esta decisión ha sido muy potente. Aparte de reacciones furibundas de algunos representantes políticos, más de 100 rectores de universidades de Estados Unidos han emitido comunicados en contra del boicot, y la ASA ha recibido todo tipo de presiones, que van desde la retirada de fondos hasta medidas legales contra su decisión. Sin embargo, la polémica suscitada ha tenido también diversas consecuencias beneficiosas para los objetivos de la campaña BDS. En primer lugar ha situado esta temática en un plano destacado de la agenda mediática. En segundo, ha abierto un espacio para que voces no convencionales (en este caso favorables al boicot) tengan la oportunidad de exponer sus argumentos en las páginas de The New York Times o The Washington Post, entre otros. Y en tercer lugar, que el debate ha girado alrededor de unos parámetros radicalmente diferentes a los que acostumbran a marcar el debate sobre Israel/Palestina en los grandes medios de comunicación.
El cambio en los ejes del debate merece una reflexión más detallada. La polémica sobre la decisión de la ASA ha mostrado que la discusión por las campañas del BDS ya no gira alrededor de cuestiones como la «seguridad» o el «terrorismo», sino que en gran parte se centra en (la violación de) los derechos de los palestinos por parte de Israel. Esto es, en hasta qué punto se están vulnerando sus derechos y si ello justifica o no una acción como el BDS. En este sentido, es significativo que prácticamente todos los articulistas reconozcan en sus escritos que se está produciendo algún tipo de violación de los derechos de la población palestina por parte del Estado de Israel. Incluso aquellos que están en contra del boicot se han visto forzados a entrar en la discusión de si es correcto o no caracterizar a Israel como un régimen de apartheid para la población palestina, y si el boicot debe ceñirse exclusivamente a los territorios palestinos ocupados o si debe afectar al conjunto del Estado de Israel. Un debate en estos términos supone, aún más en el caso de EEUU, un cambio radical respecto a la forma en que la problemática ha sido planteada tradicionalmente.
El tercer y último ejemplo atañe a la UE. En el verano de 2013 se filtró a la prensa que la UE había elaborado unas directrices sobre las relaciones en el ámbito científico con Israel que incluían una cláusula que exigía que sus fondos no llegasen a centros de investigación situados en territorios ocupados.[5] La primera reacción del Gobierno de Israel fue negarse a aceptar tal cláusula, con lo cual se abría la posibilidad de que Israel quedase fuera de una convocatoria de gran importancia (Horizon 2020) que iba a ser aprobada en breve. Tras unas semanas de negociaciones y desencuentros se alcanzó un pacto. Por un lado se mantenía la exigencia de la UE de excluir a los centros de investigación situados en territorios ocupados. Por otro, el Gobierno de Israel consiguió que fuesen los propios centros israelíes quienes supervisasen que no se produjese dicha transferencia de recursos, y consiguió añadir una cláusula que apuntaba que este acuerdo no prejuzgaba cuáles debían ser las fronteras de Israel en caso de un futuro acuerdo de paz que incluyese una definición de fronteras.
Unos meses más tarde, en enero de 2014, el Gobierno de Alemania anunciaba su intención de aplicar también una cláusula a sus acuerdos en materia científica con Israel para excluir a los centros de investigación, públicos y privados, situados en territorios ocupados. El hecho de que fuese Alemania, gran aliado de Israel en Europa, el primero en anunciar estas medidas causó cierta sorpresa y, al mismo tiempo, dio pie a entender que, tarde o temprano, el resto de países de la UE acabarían adoptando una política similar. En relación con la decisión del Gobierno alemán, es necesario destacar que detrás estaba la presión recibida desde sus universidades, un hecho que se mencionaba de forma escueta en las crónicas periodísticas.
La medida adoptada por la UE, y más por Alemania, era difícil de imaginar hace apenas unos años. Se trata de una muestra del rápido cambio que se está produciendo en este terreno y de los efectos que la acumulación de campañas de boicot académico a lo largo de los años y en diferentes países puede acabar teniendo. También indica que Europa tiene un papel y una capacidad de presión política sobre Israel mucho mayor de lo que ha demostrado hasta el momento. No en vano es el principal socio de Israel tanto en el ámbito comercial como en el de cooperación científica. Prueba de esta capacidad de presión es que, si bien Israel afirmó inicialmente que de ninguna manera firmaría un acuerdo que implicaba un boicot de los asentamientos, lo acabó haciendo ante la perspectiva del perjuicio simbólico y económico que supondría quedarse fuera del programa Horizon 2020.


3. La campaña de boicot al apartheid académico israelí en el Estado español
Héctor Grad
Las experiencias previas de solidaridad: balance crítico y lecciones aprendidas
La solidaridad con Palestina tiene una larga tradición en las universidades de todas las regiones del Estado español. Tradicionalmente, esa acción solidaria se ha reflejado en la organización de multitud de actividades informativas y formativas sobre la ocupación israelí de Cisjordania y Gaza, la consiguiente vulneración del Derecho Internacional (DDHH, políticos, económicos, sociales y culturales), las perspectivas de paz y los procesos de negociación abiertos a partir de los Acuerdos de Oslo, proyectos de cooperación con la población ocupada, etc. La mayor parte de las actividades informativas surgía de individuos o grupos de áreas relacionadas con el mundo árabe y las relaciones internacionales. Asimismo, en general, los proyectos de cooperación surgían de iniciativas individuales y se enmarcaban en proyectos universitarios propios o en asociación con distintas ONG’s de desarrollo con proyectos en Palestina.
Al igual que en otros ámbitos de la solidaridad con Palestina, la respuesta al llamamiento de más de 170 organizaciones de la sociedad civil palestina y de todas las universidades palestinas (a través de la Campaña Palestina de Boicot Académico y Cultural a Israel, PACBI) en 2005 fue tibia. Para entender esta debilidad de la campaña, debemos tomar en cuenta tanto razones objetivas como razones subjetivas. Entre las primeras, debemos constatar el bajo nivel de colaboración institucional existente entre universidades del Estado español e israelíes (en general, limitada a contados convenios de intercambio de estudiantes y profesorado), pese a su incremento desde los gobiernos del PSOE en los años 80. Entre las razones subjetivas, debemos reconocer la debilidad del movimiento de solidaridad con Palestina en las universidades del Estado Español (con honrosas excepciones en Cataluña y Euskadi) y su orientación tradicional a acciones puntuales de denuncia, cooperación dependiente de la política de Estado y trabajo de lobby institucional.
Por todas esas razones, la campaña BDS solo tomó impulso como reacción a la Operación Plomo Fundido de ataque a Gaza a finales de 2008. El ataque dio lugar a la primera coordinación de los miembros de la comunidad universitaria comprometidos en la solidaridad con el pueblo palestino, por iniciativa de la Asamblea de la UNED de Solidaridad con Palestina.
La operación llevó a las personas y colectivos de distintas universidades a promover declaraciones de condena a la violación de DDHH y, específicamente, a que las instituciones universitarias de Gaza fueran objetivo prioritario del ataque israelí. En general, la estrategia de estos colectivos fue aprovechar la posición y los contactos institucionales para intentar que los responsables académicos asumieran y llevaran las propuestas a los órganos de gobierno de la Universidad. Pese a la diferente experiencia previa de solidaridad en las distintas universidades y al distinto grado de aceptación o rechazo de la moción por los responsables académicos, el resultado de estas gestiones fue bastante similar: en el mejor de los casos, los responsables diluyeron el contenido de las declaraciones y, sobre todo, dilataron su decisión, a veces incluso argumentando la voluntad de emitir declaraciones conjuntas con otras universidades.
Los colectivos comprometidos con la solidaridad vieron en esta experiencia las limitaciones del trabajo de lobby tradicional. Esta lectura resaltó, por un lado, la necesidad de un trabajo más sistemático y enraizado en la comunidad universitaria para evitar que los representantes institucionales sigan eludiendo su responsabilidad de aplicar los artículos de salvaguarda de los DDHH y la libertad académica incluidos en la mayoría de los estatutos de nuestras universidades. Así, a partir de esta experiencia, se organizan en distintas universidades colectivos estables (como Autónom@s por Palestina en la UAM, Taula por Palestina en la UIB, Asamblea Universitaria Palestina-AUPA en la Universidad de Alicante, los colectivos de solidaridad de la Universidad Politécnica de Cataluña, de la Universidad de Sevilla, de la Universidad del País Vasco y otros) que, sin abandonar la solidaridad y la cooperación tradicional, coinciden en la estrategia de BDS académico como línea de acción fundamental.
El segundo resultado de esa lectura crítica fue la necesidad de reforzar las redes de coordinación e intercambio de experiencias entre universidades. Así, se establece la Comisión Universitaria Catalana por Palestina (CUNCAP) en marzo de 2010 y, poco después, la Plataforma Estatal por el Boicot Académico a Israel (PBAI).[6] La PBAI reúne a todos los colectivos (e individuos) del personal docente e investigador, de administración y servicios y de estudiantes que desarrollan la campaña de BDS académico en las universidades del Estado.
El desarrollo del boicot académico en el sistema universitario español
Desde entonces, la PBAI pretende impulsar un movimiento universitario solidario con la situación del pueblo palestino, fomentar la crítica activa del sionismo y de sus políticas de ocupación y apartheid y denunciar la complicidad de los Gobiernos Europeos ante la sistemática vulneración de las resoluciones de Naciones Unidas, del derecho internacional y de los derechos humanos de la población palestina por parte del Estado de Israel. Asimismo, la PBAI recoge el llamamiento de la sociedad civil y de la comunidad universitaria palestinas para que se aplique el boicot académico a las instituciones universitarias israelíes y a quienes las representan. Siguiendo la orientación de la PACBI, la campaña excluye del boicot la actividad académica a título individual.
La PBAI forma parte de la Plataforma Europea para el Boicot Académico de Israel (EPACBI) y trabaja en estrecha colaboración con otras organizaciones a nivel internacional. Especialmente significativa es su relación con la matriz palestina PACBI y con su homóloga israelí (Boycott from Within).
Para cumplir sus objetivos, la PBAI promueve las siguientes actuaciones:
·         Presionar a los Gobiernos autonómicos, español y europeo para que apliquen sus propios compromisos de respeto a los derechos humanos y establezcan una moratoria en el acceso de las instituciones académicas israelíes al Espacio Europeo de Educación Superior y al Espacio Europeo de Investigación en tanto el Estado de Israel no respete el derecho internacional y cumpla con las resoluciones de Naciones Unidas.
·         Pedir a las instituciones universitarias, los centros de investigación y a sus miembros que presionen a los Gobiernos para aplicar la mencionada moratoria, y, que, mientras ésta no se aplique, suspendan todo tipo de colaboración con las instituciones universitarias israelíes.
·         Trabajar para que las instituciones académicas condenen las políticas israelíes que vulneren el derecho internacional, los derechos humanos y las resoluciones de Naciones Unidas.
·         Promover la desinversión en Israel por parte de las instituciones universitarias y los centros de Investigación internacionales y nacionales.
·         Apoyar a las instituciones académicas palestinas y a su plantilla de trabajadores y trabajadoras. Luchar contra la vulneración del derecho a la educación y la discriminación que sufre la comunidad educativa palestina. Apoyar su participación directa en proyectos europeos, sin necesidad de una contraparte israelí.
La primera iniciativa de la PBAI fue una campaña de recogida de firmas en el marco del llamamiento de la comunidad universitaria para acabar con la complicidad de nuestras instituciones con el apartheid israelí[7] en marzo de 2011. En un corto tiempo, esta campaña recogió cerca de 600 firmas de apoyo de todos los sectores de la comunidad universitaria.
La consolidación de la red estatal y de los grupos locales ha facilitado desde entonces actuaciones del siguiente tipo:
·         La activación de campañas de rechazo a los intentos de establecer relaciones institucionales de cooperación con universidades israelíes. Entre las más recientes cabe recordar el rechazo a:
·         Los convenios de colaboración de la Universidad de Vic con la Universidad de Haifa y el Rambam Health Care Campus.[8] Con la firma de estos convenios, inscritos en la línea estratégica de internacionalización, UVic pretende impulsar, junto con las instituciones israelíes, programas de movilidad para profesores, investigadores y estudiantes, así como cooperar para implementar grados y posgrados interuniversitarios. Estos convenios convertirían a la UVic en cómplice activa de instituciones que, como parte del sistema de apartheid, discriminan a la población árabe-palestina de Israel en su acceso y progreso en los estudios, la investigación y los servicios universitarios.
·         La concesión del doctorado honoris causa de la Universidad Católica de Murcia a Benjamin Netanyahu, con el padrinazgo académico de José María Aznar. La enumeración de las violaciones del derecho internacional, incluyendo responsabilidad política en crímenes de guerra y de lesa humanidad, y de los derechos humanos, políticos y culturales del pueblo palestino perpetradas por candidato y padrino exceden el ámbito de este capítulo.
·         Las actividades del Centro Sefarad-Israel, institución del Ministerio Español de Asuntos Exteriores y Cooperación, como promotor de los intereses israelíes en el sistema educativo, y específicamente de la colaboración en el ámbito universitario.
·         El boicot directo a actividades de representantes del sistema de investigación israelí en universidades del Estado, como durante su asistencia al Parque Científico en la Universidad Autónoma de Madrid en 2010.
La inserción en las redes internacionales, asimismo, ha reforzado la participación de colectivos e individuos de la PBAI en la Semana contra el Apartheid Israelí, una iniciativa global para organizar una semana que concentre la denuncia del apartheid en las universidades de todo el globo, y la participación en campañas internacionales de denuncia como el llamamiento al boicot del Congreso Internacional de Historia Oral previsto para junio de 2014 en la Universidad Hebrea de Jerusalén. En este último caso, tras casi 400 adhesiones de todo el mundo, los dos principales ponentes internacionales de la conferencia (Alessandro Portelli, de Italia, y Mary Marshall Clark, de Estados Unidos) han cancelado su participación.
Perspectivas: próximas tareas
Pese a los avances realizados, a la campaña de BDS académico del Estado español le quedan retos importantes en aspectos centrales de su estrategia. Por orden de importancia, podríamos citar:
1.      Lograr que nuestras universidades suspendan los convenios de colaboración con universidades israelíes, específicamente:
  • Colaboración institucional
  • Investigación conjunta (armas, electrónica, seguridad, energías, etc.)
  • Intercambios de estudiantes y profesorado
  • Acuerdos y proyectos existentes
2.      Suspender la participación en proyectos de I+D conjuntos con instituciones universitarias israelíes.
3.      Evitar posibles inversiones de instituciones universitarias en I+D israelí.
4.      Impulsar declaraciones institucionales de condena de violaciones de DDHH, sociales, culturales y, especialmente, de los derechos a la educación y la investigación.
5.      Apoyar la libertad académica en Israel y Palestina, especialmente en cuanto al libre tránsito de estudiantes y profesorado de universidades palestinas.
6.      Extender y consolidar los colectivos de BDS académico (hasta tener presencia en todas las universidades públicas) y las redes regionales y estatales (CUNCAP, PBAI).
7.      Reforzar la comunicación con las redes internacionales (PACBI, EPACBI, USACBI), asegurando la difusión y la visibilidad merecida de las campañas realizadas en el Estado español.
8.      Lograr una presión efectiva sobre los Gobiernos regionales, español y europeo para eliminar los privilegios de Israel en el ámbito de la educación y la investigación, y específicamente suspender su participación en los Espacios Europeos de Eduación Superior e Investigación (Horizonte 2020).
9.      Reforzar el apoyo a universidades palestinas promoviendo convenios de colaboración en áreas como:
  • Intercambio de estudiantes y profesorado
  • Practicas de cooperación internacional
  • Programas conjuntos de estudio
  • Investigación bilateral y multilateral (Espacio Europeo de Investigación como Horizonte 2020) no condicionada a la existencia de contraparte israelí.
10.  Denunciar la persecución de individuos e instituciones disidentes en Israel, como el juicio académico contra Ilan Pappe en la Universidad de Haifa o la censura al trabajo del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Ben-Gurion de Beer-Sheva.
El logro de estos retos requiere combinar acciones tradicionales de información, denuncia y formación con la implicación en la campaña de colectivos de todos los sectores de la comunidad universitaria (organizaciones sindicales y de estudiantes, representación en órganos de gobierno como departamentos, juntas de gobierno y claustros) y trabajo interuniversitario como la implicación de asociaciones científicas (por área de conocimiento) y profesionales hasta lograr campus universitarios efectivamente libres de complicidad con el apartheid israelí.





[1] Resulta imposible apuntar todos los eventos relacionados con el boicot académico. Para un anàlisis detallado veáse el siguiente timeline: www.bdsmovement.net/timeline.
[2] El British Committee for Universities of Palestine (BRICUP), impulsor del boicot académico en el Reino Unido, es el colectivo europeo con más experiencia en este ámbito y ha jugado un papel clave en la extensión del activismo a otros países.
[3] Esta línea de acción ha obtenido importantes resultados; algunos ejemplos pueden verse en  www.bdsmovement.net/activecamps/stu.
[4] Sobre este cambio en los campus universitarios de Estados Unidos véase el artículo «In 2014, American Jewish leaders might lose control of the Israel debate», en Haaretz, 1.1.2014, y «Palestinian activism grows at US universities», en Aljazeera.com, 9.12.2013.
[5] Para entender esta postura hay que tener en cuenta, entre otras cosas, que desde 2012 existe una universidad (la Universidad de Ariel) que está situada en una colonia en territorio ocupado y está formalmente integrada en el sistema universitario israelí.
[6] Véase: pebai.wordpress.com/.
[7] Véase: pebai.wordpress.com/2011/03/11/campana-de-recogida-de-firmas-a-favor-del-bds-academico-a-israel/
[8] Véase: pebai.wordpress.com/2013/12/28/campana-en-contra-de-los-convenios-de-colaboracion-entre-la-universidad-de-vic-i-universidades-de-israel/.

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